“Pido a Dios dar a conocer al mundo lo que significa la pureza de intención”. |
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La Eucaristía es la Palabra hecha silencio...
y Assunta calla. La Eucaristía es escucha... y Assunta, atenta, hace
realidad cada palabra escuchada. La Eucaristía es presencia en la historia... y Assunta no se
desinteresa: vive el drama de la humanidad que hay que salvar. La Eucaristía es Jesús pobre... y Assunta acepta dejarse
desprender y despojar de todo. La Eucaristía es obediencia a la palabra del sacerdote... y
Assunta, menor, obedece a Dios al obedecer a sus superiores. La Eucaristía es humildad porque Dios Hombre se “pierde”
para convertirse en un simple pedazo de pan... y Assunta quiere
transformarse, perder su propio rostro humillándose, para ser rehecha a
imagen de Jesús y de María. La Eucaristía es inseparable de la Cruz... y Assunta tiene sed
de participar en los sufrimientos de Cristo. La Eucaristía es memorial de la Resurrección... y Assunta,
libre, vive la Resurrección con el alma rebosante de gozo. La Eucaristía es alabanza y acción de gracias... y Assunta,
reconociéndose “nada” se abre al verdadero agradecimiento. La Eucaristía es don total en el amor... y Assunta se da
enteramente a Jesús; realiza cada pequeña acción por su amor, y
se abandona a él. “¡Todo por Jesús!”, y ante lo que le cuesta,
exclama: “¡Es lo mismo!” |