En La Argentina el joven médico Roberto Quiñones
Molina reclama ante las autoridades internacionales para que
dejen salir de Cuba a su madre a la que tienen retenida sin motivo
alguno.
En el año 1987 su
madre la doctora Hilda Molina Morejón se reunió
con Fidel en una feria de salud, en esos años la neurocirujana
ya era conocida como una de las pioneras en Latinoamérica
en diferentes terapias científicas y por los avances que
había logrado en el tratamiento del mal de Parkinson.
Dos años mas tarde
se creó el CIREN (centro internacional de Restauración
Neurológica) para tratar y rehabilitar pacientes neurológicos,
que pronto se hizo famoso, con Molina como directora.
Su hijo siguió sus
pasos en los estudios, en el verano del 94 se enamoró
de la hermana de un paciente de nacionalidad Argentina y según
el mismo relata, en el partido comunista le cuestionaban que
saliera con una extranjera, no obstante ello al mes siguiente
se casaron.
Hilda Molina (la madre)
comenzó a tener problemas, la empezaron a presionar para
derivar la atención de los cubanos (que es gratuita) a
un edificio más viejo para tener más camas para
extranjeros. Estas presiones y una donación de 10.000
dólares que hizo el político Argentino Jarolavsky
y que por este motivo luego fue reprendido por Castro, (fue invitado
gratuitamente por Fidel para un tratamiento médico) y
que ésta repartió en ropa y comida entre los 450
empleados, terminaron con la intervención del CIREN.
El joven médico
decide emigrar a La Argentina y tiene una sanción de cinco
años sin poder volver a Cuba, al pasar ese tiempo su madre
le hizo prometer que no volvería a Cuba porque tiene miedo
que vuelva y no lo dejen salir.
Mientras su madre, por
disidencia con el régimen, renunció a su cargo
y a sus medallas y se recluyó junto a su madre de 80 años
en su departamento de La Habana, cerca de la plaza de La Revolución,
donde reparte su tiempo estudiando, yendo al mercado y a la iglesia.
Su hijo desde La Argentina
cada vez que viaja alguien a la isla le manda dinero y medicamentos
y claro fotos de su nieto. Ella responde con cartas y regalitos
y cada 15 días hablan por teléfono.
Desvía la mirada
y evita las lágrimas cuando se le pregunta que es lo que
más extraña de su madre. Su presencia, sus consejos,
dice y se pierde en imágenes de la isla. Su mujer argentina
aprendió a cocinar "moros y cristianos" (arroz
con porotos negros) y él cambio el habito del ron por
el vino.
El castigo en Cuba para
los que desertan es de cinco años (explica el médico)
y ya pasaron seis, mi madre se siente presa en su propio país.
Solo pido que la dejen reunirse conmigo y que mi abuela antes
de morirse pueda conocer a su bisnieto.
Otros casos del mismo tipo podemos verlos en el caso de Milagros
Cruz Cano una cubana de 32 años, ciega y exiliada en Miami,
que se puso en huelga de hambre para que Castro permita salir
de la Isla a su hija de nueve años.
Otro caso es el de José
de Lafuente, de 40 años, que fue uno de los científicos
más eminentes de Cuba y que desertó en un bote
el año 1999. La esposa y la hija de doce años de
José poseen la nacionalidad Española, pero eso
no les ha servido de nada por el momento, porque Castro las retiene
contra su voluntad.
Son casos atroces y desesperados
que a diferencia del asunto Elian, no llenan las primeras páginas
de los periódicos. De hecho, a menudo ni siquiera se publican.
Se suma el reciente caso
del conocido jugador de béisbol Andy Morales que huyó
a U.S.A en una lancha, fue interceptado y devuelto a la isla,
se negó a jugar en Cuba y dice en esa oportunidad que
se va a escapar nuevamente aunque sea en bicicleta.
Este objetivo lo logró
al cabo de un corto tiempo, los medios de difusión cubana
lo tratan como un traidor a la patria, dicen que los norteamericanos
le pusieron precio y este se dejó sobornar. Le enrostran
el hecho de haber sido condecorado como hijo ilustre de Cuba,
luego del triunfo frente a los Orioles de Baltimore, textualmente
publicó lo siguiente el diario Juventud Rebelde:
"Cambio el reconocimiento
y la posibilidad de pertenecer a un pueblo extraordinario en
un momento extraordinario, con lo cual evidenció que en
el fondo de su alma era de la raza vendible, con lo cual podrá
ser materialmente rico, pero espiritualmente pobre y desagradecido,
como aquellos que hablan de aisladas manchas del sol y se olvidan
del universalismo de la luz". |