JOSE ABREU FELIPPE
Especial/El Nuevo Herald

A veces, cuando miro a mi alrededor y veo cómo las voces de nuestros mayores se van apagando, una profunda tristeza me deja silencioso. No sólo por saber que ya no podremos esperar una novela, una pieza teatral, un poema, un cuadro, una melodía, un ensayo, nuevos, sino porque en demasiadas ocasiones, los mismos hombres y mujeres que nos ayudaron con sus obras a sentir el vértigo de la creación, se van borrando, van
desapareciendo. No me alcanzaría el espacio si pongo ejemplos. Pinturas que se pudren en cualquier almacén, partituras que son lanzadas a la basura, muerto quien las creó, obras maestras olvidadas y que no se reeditan, piezas jamás representadas y convertidas en mitos que van de boca en boca...¿Qué crimen cometieron estos sabios, estos estudiosos, estos artistas, para merecer ese destino? Ninguno.

Simplemente quisieron seguir creando en libertad y fueron forzados a exiliarse por la dictadura más larga y más cruel que ha padecido este hemisferio: la de Fidel Castro.
Sin embargo, en medio del desprecio de la izquierda festiva y la indiferencia de la derecha de página social, a las que --con las excepciones de rigor que confirman la regla-- les importa cuatro pepinos la cultura, hay motivos para alegrarse, para sentir cierta esperanza.
Va surgiendo el relevo, gente joven --la floresta interminable de que hablaba Padilla-- que se interesa por el legado de sus mayores. Por rescatar lo que de valor hicieron.
Un ejemplo, del que me ocuparé en extenso en otra ocasión, es la colección.
La segunda mirada, dirigida por Carlos Espinosa y Carlos A. Díaz, dedicada a la recuperación de textos clásicos cubanos poco conocidos, nunca reeditados o prácticamente ignorados.
Ya han aparecido los Cuentos, de José Manuel Poveda y Trailer de sueños, de
Enrique Labrador Ruiz. Un esfuerzo valiosísimo que merece todo nuestro apoyo.
Otro ejemplo, también muy valioso, es “La chanson cubaine (1902-1959): Textes
et contexte”, de William Navarrete, joven cubano residente en París.
Navarrete se ha volcado de lleno en las canciones que han acompañado nuestra
historia, y el resultado en un texto espléndido que recoge, agrupados en cinco
grandes ejes, más de 120 temas, con sus respectivas traducciones al francés.
En Canciones inspiradas en la realidad local, el primer eje temático, se agrupan
inspiraciones dedicadas a la naturaleza, al campesino y sus costumbres, y también a pueblos y ciudades (Frutas del Caney, de Felix B. Caignet, A orillas del Cauto, de
Ñico Saquito, Alma guajira, de Ignacio Piñeiro y Santa Isabel de las Lajas, del genial Benny Moré, serían ejemplos de esos afluentes dentro del primer grupo).
Los restantes grupos, capítulos o ejes temáticos, son los siguientes: Canciones relacionadas con la vida política, El humor en la vida común de los cubanos, Canciones de amor, y para finalizar, una especie de ``me celebro y me canto a mí mismo'', donde
la propia canción y su entorno es motivo de celebración.

Pero Navarrete no se limita a enumerar canciones, sino que crea un todo armónico, donde el acontecer musical e histórico va tejiendo una malla donde se ensamblan desde el Espejo de paciencia, de Silvestre de Balboa hasta el Testamento del pez, de Gastón Baquero, pasando por Martí, Juan Clemente Zenea o Luisa Pérez de Zambrana, entre muchos puntos o nudos referenciales. De modo que casi sin darnos cuenta, asistimos a la formación del corpus cubano, un amasijo musical y poético, de contracción telúrica, de legendaria rebeldía y siempre, mucho humor. ``El libro, en concreto, es un ensayo sobre los textos de las canciones cubanas escritas entre 1902 y 1959'', me comenta el autor.

``He escogido este período; porque con la instauración de la República de Cuba se crea un nuevo orden social que favorece la creación artística, y en este caso, la musical''.

Este importante estudio se completa con un prefacio de la cubanóloga francesa María Poumier, autora de un excelente libro sobre el bandolerismo social en Cuba y traductora al francés de La expresión americana, de José Lezama Lima, un imprescindible glosario y una bibliografía básica.William Navarrete (Cuba, 1968) es ensayista, narrador y crítico de arte. Graduado de Historia del Arte por la Universidad de la Habana, se ha especializado en Civilización Hispanoamericana en la Sorbona. Es fundador, junto a Javier de Castro y Enrique José Varona, de la Asociación del Centenario de la República de Cuba, un brillante proyecto que publica “100 Años”, un enjundioso boletín mensual.

`La chanson cubaine (1902-1959): textes et contexte'.
L'Harmattan, Paris, 2000. 191 páginas.