UNA ESTRELLA EN BOTELLA

Eumir estudiaba botanica en la universidad de Porto Alegre, capital del Rio Grande do Sul donde en una librería nos habiamos conocido a causa de un cariñoso juego de palabras sobre mi ciudad:

- De "Busca"? Y que busca voce aquí?

("Busca" es el nombre de mi ciudad en Italia)

Yo estaba "buscando" unos documentos para mi desconocidos sobre la permanencia del general Italiano Giuseppe Garibaldi en Brasil hace más o menos 170 años.

Por un singular destino era la misma cosa que buscaba el pues, si bien con otro fin, el tenia interes por una batalla librada por el "Heroe de los dos mundos" cerca del lugar donde estaba su chalet de montaña.

Yo ya sabia de aquella historia ocurrida cerca de Farropilha, en la regiion Gaucha, y sabia tambien que los prisioneros habian sido todos degollados a la noche siguiente, como era habitual en aquellos tiempos.

De lo que yo no tenia conciencia, y el me lo reveló, era de una carga de especiales y no especificadas semillas que durante la lucha habian sido esparcidas sobre el campo, en lugares nunca claramente definidos.

Esas semillas hoy no se encuentran mas en ningun lugar y si el las hubiera encontrado se habria graduado con muchos honores y otro tanto de dinero dada la actual importancia de la manipulacion genetica.

Su convencimiento, mas o menos sensato, era que alli habriamos encontrado plantas reproducidas en todos estos años tal vez sin hibridarse, bien fertilizadas por centenas de Gauchos putrefactos.

A el la gloria y a mi una calavera-recuerdo, si con mi brujula hubiera encontrado el lugar.

Decidí alegremente de colaborar y a la tarde del sabado siguiente estabamos ya jugando al ajedrez en su acogedora morada de madera con el techo en pronunciado declive en un lugar donde nunca cae la nieve!

Mas que al juego mi atencion estaba dirigida al tupido armazon de la gran ventana orientada al norte, propiamente frente a mi que tenia la espalda frente al hogar de piedras.

Habiamos llegado al lugar entrada la tarde pero mi compañero recordó que su padre habia orientado la fachada de la casita mas o menos hacia el sol.

Pues hacia el norte porque el Brasil esta del otro lado del ecuador y todas las consideraciones

sobre la orientacion y sobre las estaciones se deben invertir.

Lamentablemente no se podia ver la Cruz del Sur y nosotros debiamos por fuerza individualizar cualquier punto cardinal para poder registrar la plantilla de mi brujula.

Como mucha otra gente, mi amigo creia que estos magicos instrumentos indicaran el Polo Norte geografico y no el Polo Norte magnetico que se encuentra en Canada, mas precisamente en el Labrador.

En pocas palabras ocurre que para quien se encuentra en Piamonte la aguja de la brujula apunta a la izquierda del verdadero norte con un angulo bastante modesto: tres grados apenas, pero en otros lugares se puede llegar a 30 ~ 40 grados sea a derecha o a izquierda y, paradojalmente, en el Polo Norte la aguja magnetica apunta al sur! (QUE EMBROLLO!!!!)

Este apartamiento, llamado declinacion magnetica, ya habia preocupado a Cristobal Colon haciendole temer un amotinamiento al tiempo del primer viaje en busqueda de las Indias; hoy existen unos mapas que la llevan y que son revisados periodicamente pues lentamente los polos magneticos se mueven.

Desafortunadamente habia olvidado en casa este mapa y ahora debia lograr en el campo y antes de la madrugada, la direccion del norte; para hacerlo tenia a la vista una de las pocas estrellas visibles y bajas en el horizonte, es decir una de aquellas que nacen y se ponen en pocas horas.

Cuando, apenas llegados, Eumir me vio clavar tres clavos en la mesita alrededor de una botella, penso que el Italiano estaba para "dar em doido".(enlojecir)

No era bastante conocedor de la lengua como para explicarle que no habia enloquecido, pero lo suficiente como para decirle de confiarse y esperar.

Hacia cerca de dos horas nuestra desconocida amiga, ignorante de ser irrespetuosamente mirada detrás del cuello de una botella, subiendo, habia pasado por un punto de la tercera raya de largueros de la ventana; este punto habia sido marcado con el yeso.

El metodo era tanto simple como eficaz: se podia tomar la botella y verterse para beber, despues se la reponia entre los clavos y se controlaba la proyeccion del camino de la estrella sobre la ventana devenida para la ocasion en un gran mapa del cielo.

A la segunda botella, asi mediamos el tiempo, la estrella sobrepaso la cuarta raya de vidrios,

cerca de la mitad del largo del enorme ventanal y comenzo a bajar.

Como ocurre con la "estrella Sol" que cuando esta alta al maximo en el cielo indica el sur para nosotros o el norte para ellos, tambien las estrellas nocturnas indican esta direccion al punto de maxima altura.

Dado que es dificil individualizar este punto se prefiere encontrar el punto medio entre dos

posiciones tomadas a la misma altura elegida un poco mas abajo: aquel que estuve intentando

lograr esperando marcar entre la botella y el punto de la tercer raya que habria volvido a atravesar y que mi socio habria marcado guiado por mi necesariamente sentado en el lugar de punteria detrás de la botella.

Despues, punteando en la mitad entre este ultimo signo y el primero, siempre detrás de la botellahabria encontrado la direccion justa y con un destornillador habria arreglado la caja de la brujula alineandola con la direccion lograda para, en fin, leer el valor de la declinacion del

lugar.

Digo "habria" pues un tercer huesped no invitado estuvo acercandose rapidamente hasta

sorprender a todos menos al perro que descansaba con su sensible panza sobre el piso.

**

El animal comenzó a ladrar y en seguida se pusieron a bailar las piezas del juego, despues de ellas los vasos y las botellas y el chalet y nosotros, todo vibraba como por una orquesta infernal al ritmo "Brazil"!

Tambien los pinos danzaban el Samba agitando las espesas frondas como las "garotas" de Rio mueven la cola en los dias de carnaval!

En pocos segundos el piso estuve cubierto de los añicos, salvandose solamente la botella enclavada.

Todo el mecanismo estelar habia fracasado. Nosotros estabamos invadidos por un viento helado y sitiados por unos ratones como para aterrorizar al perro, mas que el terremoto, que habia pasado tan rapido sin darnos tiempo a espantarnos.

Atenuamos la ansiedad surgida con el optimo "Riesling" que quedaba y que es producido en gran cantidad y calidad entre Bento Goncalves y Caxias do Sul pasando por el hermoso pueblito de Garibaldi, o sea a dos pasos de donde estabamos actualmente.

Vidrios aparte, los daños no eran relevantes y la busqueda habria? continuado, se necesitaria otra cosa para desanimar a estos individuos con sangre mezcla de alemanes, ucranianos y venecianos.

Los ratones comprendieron y se fueron a otra parte dejandonos dormir el sueño de los justos.

En la mañana el sol no se hizo ver, decidimos subir a caballo y buscar la meta segun criterios puramente botanicos.

El botanico evaluaba del diametro de los pinos la edad de los asentamientos, de la presencia de algunas hierbas deducia una temporaria intervencion del hombre y asi sucesivamente.

Encontramos una de esas Araucarias de una altura de alrededor de 50 metros: es por cierto la escalada mas dificil de mi vida, que describire de buena gana en el bar porque me gusta demasiado relatarla en vivo o por decirlo con un termino a la moda: de manera interactiva.

De allí arriba descubrimos una llanura que despues se relevò la nuestra.

Apenas llegados, mi asombro fue grande porque reconocí al vuelo las pequeñas hojas lanceoladas de las plantitas que mi compañero habia apasionadamente buscado.

Tenia mis dudas que habbriá hecho publico el descubrimiento y tuvo mucho cuidado que el caballo no pastase, pues soy todo lo contrario de un buen jinete.

Ninguna calavera afloraba y no entendia por que molestar los restos de algun pobre muerto por la ambicion del Duque de Caxias o del General de la camisa roja como aquella de los matarifes de Montevideo.

Tambien Eumir parecia asombrado, tal vez esperaba encontrar unas plantas de cereales

y estaba decepcionado o tal vez era un piola que no habia previsto encontrar una extensa y semejante plantacion y ya disfrutaba volverse con un par de mulos de carga.

De todas maneras yo me habia divertido y mi amigo era demasiado simpatico como para enojarme con él y apretandonos las manos nos largamos una gran risotada antes de marcharse de regreso por la ruta.

No podria jurar que la llanura fuese justamente aquella que estaba buscando desde más dias en las bibliotecas y ademas en aquella ocasion la brujula sirvió poco pero no por eso renunciaria a viajar sin ella, sin altimetro o sin mapa, y ojalá me construya tambien un sextante:

"até logo".

Giülian 93


original en italiano:

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