Madame Costante (clica el icono para spogliarla)

Maestrina

LECCIÓN DE MATEMATICA

Griego Pedrito, llamado "Pegriego" para sus amigos, nob ostante el sobrenombre, no tenía inclinación por la matematica o talvez no le interesaba, como es bastante natural entre los adolescentes.

Sus padres pensaron bien de mandarlo a lecciónes privadas por la profesora Constante, amiga de familia desde larga fecha.

La Constante, llamada "Ka" per sus amigos, no podía propio definirse una belleza y alcanzaba a la escasidad de encanto intrínseco vestendo faldas suficientementes cortas de estrinsecarse bastante en alto sobre las muslos cuando se sentaba y acaballaba las piernas.

Eso ocurría sólo en su estudio, pues prudentemente en clase, un largo camison escondía ese extremo recurso.

De un par de días, o sea desde su dos primeras lecciónes, Pegriego había intuido el valor incógnito tenido bajo raíz por aquella falda y había pensato de instalar un espejito sobre la punta de su zapato recuerdandose de las lecciónes de fisica óptica.

Cerrado en su habitación había hecho la prueba del nueve descartando en fin el idea.

Resolvió el problema substituendo la variabile espejito con los zapatos de discoteca, aquellas con la punta de lustroso acero entonces tanto de moda.

Ahora era pronto y cuando el día siguiente se sentó de su lado del escritorio, no debió hacer otro que inclinar el pie de "alfa", ruotare la tobillo de "beta", extender la punta de "delta X" y gozarse la vista de un par de braguitas en algodón.

La esencial geometria fu de todas maneras suficiente a estimular una subida linear del grafico del placer, la famosa curva "G", mas no se marchó en baño antes de la vuelta a su casa.

El mañana, inesperadamente, sus maniobras periscopicas fueron premiadas por la vista de explendidas braguitas traforate y orlate de deliciosos fractales. La curva "G" subió en manera exponencial y él partì por la tangente, o sea pidió el permiso de marcharse en baño, allí y en seguida.

El terzero día, la ecuación bajo analisis se había reducida a los minimos términos no siendose más nada a ofuscar la vision de la parte áurea, mientras la subida de la "G" se puso asintotica tendendo a las axe de las "ascisse", al limite de la resistencia de la cremallera del pantalon.

La simple subida de un dedo bastó a concederle el uso del baño de la comprensiva enseñante.

El quarto día se esperaba obviamente el infinito, mas en cambio encuentró la mujer en pantalón. Vaca loca, ese cambiamiento de signo no se lo esperaba propio.

La profesora lo miró cazurra y le dijo:

< Existen también funciónes discontinuas, hoy soy en el intervalo no definido, mas no ti preocupes por la provisoria inhabilitabilidad pues las lecciónes continúan al piso superior. >

Así dicho la profesora levantó la camiseta y cerró el próspero seno en la cara del alumno como entre dos paréntesis redondas.

< Admira! Esta no es plana geometria euclidiana, aquí hay la quarta dimensioni, aquella del eros. >

Pigreco creyó de derivata mientras ella buscaba con frenesis de sacarle la derivate primera (el pantalón) y despues la segunda (las braguitas) por reducirlo a la desnuda esencia de una curva verticale. (simplificando los términos: lo despataró en el divan)

Mas por la media no ponderal entre el cuadrado de la emocion y el cubo del espanto, la curva "G" del adolescente cayó verticalmente tendendo a cero nob ostante, aún más, tal vez propio a causa de la logarítmica accion del mujeron.

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A nada sirviron las tentativas de ella per relevantarlo a miembro(1) y el chico huió dejando no resuelta la ecuación llevandose afuera el imprescindible primero miembro.

La matematica lo dejó andar desconsolada y palpandosi los generosos senos y cosenos, dedujo que no se podía postular que Pegriego fuera racional: haría sido una tipica dimostración per absurdo.

(en italiano significa tambien "pito")

Original en italiano:

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