Museo Etrusco en Villa Giulia

El museo está emplazado en el mejor de los lugares si tenemos en cuenta que los etruscos eran tan aficionados a los banquetes y a las fiestas (a la buena vida en general) como el papa Julio III, que concibió la villa como sitio de entretenimiento más que como residencia permanente.

Se sabe muy poco acerca del pueblo etrusco; las pinturas y los objetos hallados en sus tumbas constituyen las únicas fuentes de información ya que aún no se ha podido descifrar su escritura.

Siglo IX- IV a.C. Vivían en el área comprendida entre Florencia y Roma pero se desconoce su procedencia. Tal vez fueran gentes venidas del norte, o quizá de la lejana Asia Menor.

Eran unos ingenieros fabulosos; su maestría queda patente en la Cloaca Máxima, la sofisticada red de alcantarillado de la antigua Roma ( que aún hoy se sigue utilizando ) y en el arco romano (con la piedra Clave en el centro) Sus antiguos vecinos, los romanos, un pueblo de simples pastores, quedaron tan deslumbrados por su refinamiento que los eligieron como reyes durante más de 300 años.

Planta baja: en los primeros tiempos de su civilación, los etruscos guardaban las cenizas de sus muertos en reproducciones en bronce de las cabañas donde vivían. Al igual que los egipcios, enterraban en sus cámaras mortuorias todos los utensilios y objetos necesarios para la otra vida.

Nada más entrar nos encontramos con la obra maestra de la collección; más sensacional aún que las joyas y las herramientas de trabajo (escalpelos, utensilios de cocina, aparatos para masajes...): el "Sarcófago de los Esposos".

Es una escultura de terracota, originalmente policromada, que muestra a un matrimonio recostado sobre su propio sarcófago. Las figuras, casi de tamaño natural, representan a un hombre y una mujer jóvenes, aparentemente sonrientes y felices, como si estuvieran celebrando un banquete.

¿Están celebrando la vida o la muerte? ¿Gozaban las mujeres de los mismos derechos que los hombres, tal y como se infiere de la mayoría de las esculturas de este tipo?

Siguiendo nuestro recorrido por el museo no dejemos de ver las esculturas de Hércules y Apolo; son tremendamente expresivas y sus ojos tienen esa mirada tan perturbadora típica de las figuras etruscas.

El museo alberga una gran cantidad de vasos y vasijas negras decoradas con figuras de terracota (figuras de barro sobre fondo negro) y vasos de terracota rojos (figuras negras sobre fondo de barro). La mayoría de los vasos son griegos y eran tan apreciados por los etruscos que empezaron a copiarlos. Luego desarrollaron un estilo propio, mucho más refinado: sus vasijas son extremadamente finas y relucientes.

Los etruscos amaban el deporte; muchos de los objetos de la colección ilustran su afición por una gran variedad de juegos.

En sus jardines está el Ninfeo, literalmente "área dedicada a las ninfas". Se trata de un umbroso patio decorado con mosaicos clásicos, estatuas y fuentes. En el lado opuesto hay una reconstrucción de un templo etrusco. No pasemos por alto el curioso remate del frontón.

Villa Giulia Historia 1553. El papa Julio III Ciocchi del Monte encomienda a los arquitectos Vignola y Ammannati el proyecto de este espléndido palacio. En la parte de atrás albergaba un ninfeo donde el papa solía pasar las tardes de verano.