SANTUARIO DEL VOLTO SANTO


La exposición


Aspecto del
Santo Rostro



La Ciencia

Testificación de sor Blandina

Setiembre de 1977: enferma, contemplo frente a mi cama  al Cristo de Recklinghausen. Observo unas diferencias entre este icón y la Sábana Santa. Sanada, lo traigo conmigo. Sacando copia, noto unas señas características que después compruebo en todos los otros icones:

  • el rostro asimétrico;

  • la barba tenue, con dos puntas  que deja libre el mentón;

  • los bigotes con pocos pelos, casi contados;

  • los lobios de la nariz desiguales;

  • il blanco del ojo visible bajo el iris muestra la mirada hacia arriba, sin embargo el icón te mira;

  • mechón de cabellos en el medio de la frente.

 

Exactamente cuando empecé a pintar los icones con estas características, me encontré casualmente con el Velo de Manoppello. Averigué que todas las características arriba mencionadas se encontraban en el Santo Rostro de Manoppello pero no estilizadas, sino casi como en una fotografía. Comparé los icones más importantes con el Velo de Manoppello: todos se inspiran en este Rostro y en la Sábana Santa. En 1990 empecé la comparación entre la Sábana Santa de Turín y el Velo de Manoppello.  "No estaba emotivamente preparada a este  "descubrimiento" espiritual. En 1979 yo era conocedora de la Sábana Santa de Turín y mi mente rechazaba otros descubrimientos emotivos". Pero después Sor Blandina conoció aquel Rostro y sucedió algo nuevo y maravilloso. "Durante todo el día mi mente iba hacia aquellos ojos, aquella mirada tan particular. Tenía que atender a unos enfermos, en mi trabajo. Pero deambulaba por el hospital siempre teniendo en mi mente aquella mirada dirigida hacia mí". Y así empezaron los veinte años de trabajo de comparación del Santo Rostro de Manoppello con la Sábana Santa;

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 muchisimas confrontaciones y experimentaciones con la iconografía religiosa de los paises occidentales y orientales.Mientras habla, aprieta delicadamente con las manos, fijandolas con interés, unas amplificaciones llegadas por la mañana desde el laboratorio fotográfico de su confianza. Sonrie satisfecha: es verdaderamente lo que buscaba: ahora tiene nuevo trabajo por lo que ella define una "maravillosa aventura" que nunca termina porque día trás día adquiere nuevo material en confirmación de sus argumentos.

Y es, a la vez, la satisfacción de la estudiosa, de la apasionada del arte y, sobre todo, de la religiosa. Porque, en fin, es esta última la elección de vida de Blandina Paschalis. "Desde pequeña mi ilusión era llegar a ser pintora o, de cualquier modo, exsperta de arte. Después profesé mi vocación y entré en la orden trapense".

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En el monasterio frecuentó los estudios de farmacia pero, en el mismo tiempo, empezó a conocer el mundo de la iconografía religiosa, secundando así su antigua pasión por la pintura. Y , relativamente a la comparación del Velo de Manoppello con la Sábana Santa, asegura de aver aplicado el rigor cientifico de la farmacéutica además de sus conocimientos como experta iconógrafa.  A conclusión de la coversación muy interesante, la pregunta obligatoria: ¿qué tipo de experiencia ha sido ésto para su vida? "Es una pregunta exsistencial – antes sonrie, pero depués, sin indecisión, contesta seria: "…se trata de Dios y no puedo hablar de El como si hablara de emociones comunes. Este conocimiento se refleja en mi vida: puedo saber como es el rostro del Cristo que elegí para seguirlo. 

Es como una fuerza que te empuja para adelante sin que tu pueda hacer algo …te dice de seguir adelante hacia la averiguación y hay que seguir esta voz …solamente puedo asegurar que esta fuerza nunca me dejó.Y aún más: " Es una imagen viviente. Siempre cofié de hallar una mínima diferencia que pudiera poner en entredicho estas seguridades, estas evidencias. Pero no ha sído así. Poniendo juntas las dos imágenes, se nota que son una sola imagen, la imagen de Cristo.
Cada época tiene su estilo que la caracteriza –
declara sor Blandina Paschalis Schloemer, - pero lo que hace impresión es que el Velo de Manoppello no pertenece a ningun estilo particular, una clara señal que no es tan sólo una obra de arte. El Velo, por ejemplo, tiene una particularidad excepcional: parece una diapositiva estampada en la tela o un negativo fotográfico che se convierte en una pintura transparente. Vienen a la mente las palabras de San Ireneo: "Nosotros no vemos a Dios, pero Dios nos ve y puede decidir de mostrarse a nosotros cuando, como y a quién El decide".
El trabajo fundamental ha sido individuar los puntos de convergencia. Averigué 10 de ellos: caverna ocular izquierda, caverna ocular derecha con la "pequeña gota" confinada en el ámbito del iris, parte derecha de la nariz sobre el lado vertical, el pequeño círculo encima del labio superior etc. hasta que obtuve la perfecta superposición.
 

 


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