La federación internacional de fútbol había elegido a Brasil para organizar el primer campeonato del mundo después de la guerra. Un clima de excitación colectiva envolvía el país que espera la primera victoria de los auri-verdes después de la desilusión de 1938. Y Brasil comenzo' goleando a todos su adversarios. La calificación para el grupo final era cierta.
El grupo final.
Por primera y última vez en la historia de la copa del mundo, no se jugaría una final. Los cuatro equipos semifinalistas fueron reunidos en un "grupo final", quien hubiera obtenido más puntos, habría ganado la Copa Rimet. Los equipos clasificados fueron Brasil, Suecia, España y Uruguay. Brasil goleo' a suecos y españoles marcando 11 goles en dos partidos, un empate contra Uruguay le bastaría para ganar el título. La torcida brasileña seguía celebrando como si ya hubiera ganado, excitada por el ataque atómico de su equipo. El Uruguay sólo parecía la última de una larga serie de víctimas.
16 de julio, estadio Maracana'
Casi 200.000 personas acudieron a la gran fiesta del conjunto auri-verde. El estadio Macarana', inaugurado justo durante el mundial, era el más grande y caliente del mundo. Era una tarde de fiesta en todo el Brasil.
En toda la primera parte la seleção ataca con frenesi', Uruguay se defiende con dificultad. El empate entregaría el título a Brasil, que encabeza la clasificación con 4 puntos frente a los 3 de la celeste. A pesar de esto, los auri-verdes quieren ganar. El público pide la victoria, un país entero quiere una goleada: es el minuto 47 cuando Friaça mete el primer tanto. Ya era hora, Brasil 1 Uruguay 0.
El gigante bueno
Uruguay para ganar debería marcar dos goles, Brasil se siente más seguro que nunca y, quizás, se relaja. Uruguay comienza a jugar como sabe. Su líder, Obdulio Varela, el gigante bueno, comienza a dirigir el equipo con aparente traquilidad. Uruguay avanza, una vez, dos veces, tres veces. ¡Pánico! La seleção ya no consigue reaccionar y, en el minuto 66, Pepe Schiaffino empata: Brasil 1 Uruguay 1. El Maracana' esta' envuelto por un silencio irreal, los comentaristas de la radio comienzan a temer el desastre. Obdulio Varela, corre, grita, dirige sus compañeros como si fuera un nuevo Alejandro Magno. Corre el minuto 79, Varela recupera la pelota y pasa a Ghiggia. Ghiggia corre, corre, corre. Son unos segundos interminables para millones de brasileños. Y Ghiggia corre, corre, corre. Barbosa, guardameta de la seleção tembla como un niño, los comentaristas de la radio se callan, los niños agarran con fuerza las manos de los padres. ¡Disparo! ¡¡¡gooool!!! "A desgrassia cascão sobra o Brasil!". Uruguay es campeón del mundo. Brasil se desespera, mucha gente se suicida en sus casas o por la calle, los demás lloran sin parar: ¡es la más grande tragedia de la historia brasileña! Y Obdulio Varela, el gigante bueno, se convierte en leyenda del fútbol.